Seguramente habrás escuchado hablar del kéfir, que se ha transformado en la bebida del momento. Tiene muchos otros nombres, como yogur búlgaro o leche kefirada, y ya es bastante más fácil de encontrar en el mercado. Si aún no lo has probado, o ni siquiera sabes qué es, ¡continúa leyendo! Porque te lo vamos a contar todo sobre este probiótico natural.

kéfir casero y comercial

Qué es el kéfir

 El kéfir es el nombre que recibe una bebida fermentada con un sabor muy agradable y que tiene siglos de tradición. Significa ‘bendición’ en turco, y la leyenda cuenta que se trataba de un regalo del propio Mahoma. Este se lo dio como ofrenda a los monjes del Cáucaso, pero les pidió que guardaran en secreto su receta para mantener así su inconcebible poder.

Pese a que esto es lo que narra la leyenda, es probable que el kéfir ya llevase años en el mundo. Bastaba con que algún pastor olvidase la leche en un zurrón de cuero y la encontrase ya agriada para obtener esta bebida.

Cuando hablamos de kéfir, hablamos tanto de la bebida en sí como de los nódulos que se usan para su fermentación. Estos nódulos son gelatinosos, y son los que se utilizan para fermentar o bien leche o bien agua con azúcar. A partir de ahí se obtienen dos tipos de kéfir diferentes, ambos probióticos naturales y con una gran cantidad de vitaminas.

Propiedades y beneficios

No todos los tipos de kéfir tienen las mismas propiedades, y esto es algo que hay que tener en cuenta. Mas sí es cierto que comparten ciertas características. Como, por ejemplo, su poder probiótico. A partir de ahí, tienen ciertas diferencias.

Comencemos con el kéfir de leche, uno de los más consumidos en la actualidad. Este tiene muchas vitaminas del grupo B, además de calcio y otras proteínas. No obstante, al estar fermentada, su contenido en lactosa es bastante bajo y eso hará que incluso los intolerantes puedan consumirla. Porque la lactosa se transforma, mediante ese proceso, en ácido láctico.

A esto hay que sumarle que el kéfir suele tener en su interior una gran cantidad de bacterias de tipo Lactobacillus. Estos microorganismos cumplen una función muy importante en nuestro cuerpo, puesto que se encargan de protegerlo de otras bacterias que podrían acabar por ser dañinas. Además, el kéfir contiene kefiran, un polisacárido insoluble que funciona como antimicrobiano.

Entonces, ¿qué beneficios podríamos asociarle al kéfir? Lo cierto es que muchos, ¡y muy variados! Vamos a verlos a continuación, y verás cómo te decides a introducirlo en tu dieta.

  • En primer lugar, ayudará a regular tu tránsito intestinal y disminuirá el estreñimiento.
  • Además, a esto hay que sumarle que hace que se reduzca la inflamación del intestino. Esto sucede porque hace que tu flora intestinal esté mucho más sana, y te permite esquivar con facilidad algunas enfermedades. 
  • Por si fuera poco, también te ayudará a digerir los alimentos, haciendo que la digestión sea mucho menos pesada. Asimismo, combate de forma directa la gastritis, sobre todo la que causa la temida bacteria Helicobacter pylori.
  • Al ser una bebida rica en calcio, en el caso del kéfir de leche, cabe señalar que ayuda a prevenir la osteoporosis.
  • A todo esto que hemos señalado, cabe añadir que el kéfir te ayudará a bajar la inflamación del estómago. No solo porque te ayude a bajar de peso, sino también por la regulación intestinal que trae consigo.
  • Por último, pero no por ello menos importante, es una bebida que se usa mucho en planes de pérdida de peso. Y es que tiene muchas proteínas y un bajo aporte calórico, ¡la combinación perfecta en estos casos! Por cada 100 gramos de kéfir, estamos hablando de tan solo 37 calorías. Son muchas las personas que lo usan para sustituir la leche o el yogur. ¡Especialmente personas que padezcan intolerancia a la lactosa!

Valores nutricionales del kéfir

1 taza de kéfir contiene aproximadamente:

  • Calorías: 148
  • Carbohidratos: 8 gramos
  • Proteínas: 10 gramos
  • Grasas: 8 gramos
  • Fibra: 0 gramos
  • Calcio: 40% del valor diario recomendado
  • Vitaminas: B2 y B12
  • Ácidos Grasos Omega 3: 0,2 gramos
  • Ácido Graso Omega 6: 0,8 gramos
  • Potasio: 200 miligramos
  • Magnesio: 10 miligramos
  • Fósforo: 150 miligramos
  • Sodio: 150 miligramos
  • Zinc: 0,4 miligramos
  • Selenio: 0,4 miligramos

Tipos de kéfir

Como ya hemos señalado, no todos los kéfires se hacen de la misma manera. Dependiendo de sus ingredientes y de su fermentación, podemos hablar de tres tipos de kéfir distintos: el kéfir de leche, el kéfir de agua y la kombucha. Los tres tienen las mismas propiedades, aunque sabores y formas de preparación diferentes.

Kéfir de leche

El kéfir de leche es uno de los más conocidos, y es fácil de encontrar en prácticamente cualquier sitio. Se suele elaborar con leche entera de vaca, aunque tampoco es difícil encontrarlo con leche de oveja o de cabra. Para aquellos que son intolerantes a la lactosa, también hay versiones con leche de coco.

Tiene un sabor ácido o agrio al final, dependiendo de la duración de la fermentación. Cuanto mayor sea este proceso, más fuerte será el sabor. Se usa un cultivo iniciador, unos nódulos, que se introducen en la leche para formar finalmente esos probióticos.

Kéfir de agua

Para aquellas personas que no consuman productos animales, el kéfir de agua es una opción igual de válida. De nuevo, hablamos de un fermento con alto contenido en probióticos. En este caso, los nódulos de inicio se conocen como tíbicos, y no necesitan de leche para subsistir. Estos microorganismos ofrecen unos beneficios increíbles para nuestro organismo.

La principal diferencia entre el kéfir de leche y el de agua es que este último es más ligero, mucho más refrescante y con los mismos beneficios. Para aquellos que no consuman leche es una alternativa, más fácil de encontrar incluso que el kéfir de leche de coco.

Kombucha

Por último, no podemos dejar de hablar de la kombucha, que tan famosa se ha hecho en estos últimos años. En este caso, lo que se fermenta es cualquier tipo de té, aunque normalmente se suele trabajar con té verde o té negro. A esta bebida se le añade el hongo kombucha, un cultivo de bacterias y levaduras que son beneficiosas para nuestra salud. 

El sabor continúa siendo ácido, aunque en este caso depende también de qué tipo de té se haya usado como base

Contraindicaciones

Los beneficios del kéfir son mucho más altos que sus contraindicaciones, pero estas también están ahí y debemos mencionarlas. Por ejemplo, no se debe consumir en caso de tener una enfermedad autoinmune. Y tampoco es una opción para esas personas que acaben de pasar por una intervención. Podría ser más un problema que una ayuda, debido a las bacterias que lo componen.

Si tienes algún trastorno como síndrome del intestino permeable o colitis ulcerosa, o tienes daños en la mucosa del intestino, no es recomendable. Tampoco para aquellas personas que tengan cáncer a nivel gastrointestinal. 

Y, por último, no se debe abusar jamás de su consumo. Esto no es algo que suceda solo con el kéfir, sino con cualquier bebida o alimento. En muy raras y contadas ocasiones, puede provocar gases o hinchazón abdominal, así como dolor de estómago. Suele suceder cuando se prueba por primera vez, pero estos síntomas desaparecen rápidamente. Si aún no lo has probado y puedes consumirlo sin problemas, ¡no tengas miedo! Porque son muy pocos los casos de intolerancia, y muchos más los que han visto cómo su vida mejoraba.

Cómo tomar kéfir

A la hora de consumir kéfir, se recomienda que se tome una vez al día. Lo mejor es introducirlo en comidas como el desayuno o la merienda, sobre todo por su sabor y por ser el sustituto perfecto del yogur y la leche. En cuanto a recetas con kéfir, vas a encontrar muchas y muy variadas. Por ejemplo, podrás optar por hacerte una bebida de frutas y kéfir. Basta con añadir unos 250 mililitros de kéfir, ya sea de agua o de leche, y la fruta que prefieras. ¡Y batirlo todo!

Pero el kéfir también se puede introducir en otro tipo de recetas como purés de verdura. Prueba a hacer una crema de calabacín cambiando la leche o el agua por kéfir de leche, ¡y verás cómo el sabor es indescriptible!

Por supuesto, también puedes ir a lo fácil y endulzarlo con algo de stevia, miel o incluso azúcar si así lo deseas (aquí te dejamos con toda nuestra gama de endulzantes). Y podrás beberlo a temperatura ambiente, caliente o frío, como quieras en cada situación. De esta forma, podrás paliar su sabor ácido y disfrutar de una bebida que se asemeja mucho a la leche. Aunque nosotros recomendamos añadirle siempre un poco de fruta, porque obtendrás un batido fresco, equilibrado y saludable. ¡Y a disfrutar de todos los beneficios del kéfir!

Bibliografía

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  4. Villa R, Martín Del Campo ST, Méndez R. El kéfir: características, beneficios para la salud y aplicaciones en alimentos. Alimentos Hoy. 2019;28(27):71-78.
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